El pasado jueves 23 de enero, Culiacán fue testigo de una marcha ciudadana que dejó una profunda huella en la esfera política de Sinaloa. La tragedia que desencadenó esta movilización fue el brutal asesinato de dos niños y su padre, víctimas de la violencia generada por el crimen organizado. Este acto atroz no solo conmocionó a la comunidad, sino que también encendió un fervoroso llamado a la paz y la justicia.
La marcha, convocada por el director de la primaria Sócrates, Víctor Manuel Aispuro, donde estudiaban los dos niños asesinados, reunió a miles de ciudadanos vestidos de blanco, portando globos y pancartas con mensajes de paz y justicia. La indignación y el dolor eran palpables en el ambiente, mientras los manifestantes avanzaban por las calles de Culiacán, exigiendo un alto a la violencia que ha azotado la región.
Entre los gritos de los manifestantes, se escuchaba con fuerza: «¡Fuera Rocha, con los niños no!». Este clamor reflejaba el hartazgo de la ciudadanía ante la violencia y la falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades.
Lo que comenzó como una manifestación pacífica, pronto se convirtió en un evento de gran impacto político. La marcha no solo atrajo la atención de los medios de comunicación, sino que también causó asombro en la esfera política de Sinaloa. La respuesta de los integrantes del partido Morena en Sinaloa fue de indignación y desprecio hacia la marcha. Los diputados morenistas publicaron mensajes de apoyo al gobernador Rubén Rocha Moya, en un intento de desviar la atención de las demandas ciudadanas.
En respuesta a la marcha del 23 de enero, Morena está considerando organizar una contramarcha con el lema «Yo apoyo a Rocha» o «Yo con Rocha». Este nivel de indignación por parte de los miembros del partido Morena sugiere que consideran la marcha ciudadana como un evento con tintes políticos. La pregunta que surge es: ¿Será que Morena quiere politizar este asunto? ¿Será que buscan enfurecer aún más a la ciudadanía que tiene un familiar asesinado o desaparecido? ¿O será que el partido del gobierno actual quiere que explote aún más el descontento social?
La politización de la marcha fue evidente cuando algunos manifestantes comenzaron a realizar pintas en edificios públicos y a lanzar consignas en contra del gobernador. Sin embargo, la mayoría de los asistentes mantuvieron el enfoque en el mensaje original: un clamor por la paz y la justicia para todas las víctimas de la guerra entre miembros del crimen organizado.
La marcha también destacó por la participación de madres de víctimas de la violencia, quienes portaban fotos de sus hijos desaparecidos y pancartas con exigencias de justicia. Estas mujeres, con lágrimas en los ojos, expresaron su frustración al ver cómo su dolor era utilizado para agendas políticas. «Nosotros venimos aquí a pedir justicia para nuestros hijos, no para que los políticos usen nuestro dolor como bandera», afirmó Luisa Gómez, madre de un joven desaparecido.
El director de la primaria Sócrates, Víctor Manuel Aispuro, reiteró su indignación por la muerte de los niños y agradeció la solidaridad de la comunidad en la marcha. A pesar de las versiones que circulan sobre supuestas investigaciones en su contra, Aispuro aclaró que no ha sido citado ni conoce de alguna investigación abierta en su contra.
La marcha por la paz en Culiacán es un recordatorio poderoso de la capacidad de la ciudadanía para unirse y exigir cambios significativos. Es un llamado a las autoridades para que tomen medidas efectivas y garanticen la seguridad de todos los ciudadanos. La comunidad de Culiacán ha dejado claro que no se quedará en silencio ante la violencia y que continuará luchando por un futuro más seguro y justo.
«No me ayuden compadres». Esto debe de pensar Rubén Rocha Moya tras las presuntas amenazas que están recibiendo empleados de los ayuntamientos y áreas de gobierno para postear en sus redes sociales en favor de Rocha Moya.